NUESTRA HISTORIA
Descubre la increíble historia de cómo nuestra familia ha llegado hasta aquí...
- Encarni Ciudad:
“Finca La Rosala es una historia familiar. Antiguamente mi familia plantaba cereal y, cuando falleció mi padre, la heredé.
El nombre de Rosala viene porque la tierra es roja-rosada. En nuestro pueblo, Calzada de Calatrava, se llamaba Rosada, pero con el tiempo el nombre derivó en Rosala al ser más fácil de pronunciar.
Al heredar La Rosala, mi marido y yo estuvimos investigando qué plantar o qué podríamos mejorar, y descubrimos que en Turquía y Oriente Medio, en tierras de secano, lo ideal es plantar pistachos ya que estos requieren poca agua, mucho frío en invierno y mucho calor en verano. Por ello, qué mejor tierra para esto que Castilla - La Mancha, así que nos lanzamos a por ello."
- Pedro Ciudad Sr.:
“Una vez plantamos los pistachos, seguí investigando sobre ellos y quise aprender a tostarlos, ya que desde pequeño me han encantado todos los frutos secos.
Afortunadamente, en nuestro pueblo había un maestro tostador muy famoso en la provincia, Angelito, cuya familia llevaba tostando frutos secos desde el siglo XIX. Por ello le pedí que me enseñara, a lo que al principio me dijo que no pero, curiosamente, un día de 2013 vino a mi oficina y me dijo: Pedro, ha llegado el momento, ven conmigo.
Angelito me llevó a su obrador y, todas las tardes, durante varios meses, me estuvo enseñando sus técnicas ancestrales.
Una vez terminé, me quedé maravillado y empecé a tostar como él en mi casa y a regalar los frutos secos que yo mismo elaboraba a familiares y amigos. Además, me di cuenta de que el fruto seco, por entonces, no estaba tan valorado gastronómicamente en España como se merecía, y empecé a añadirles sabores como el limón o la naranja.”
-Pedro Jr. (hijo mayor)
“A finales de 2013 yo estaba finalizando mis estudios de Dirección de Empresas, cuando mi padre empezó a mandarme los frutos secos que elaboraba y yo los compartía con amigos y profesores, a quienes les maravilló.
Cuando acabé los estudios descubrí la feria del Salón Gourmet y convencí a mis padres para asistir y probar la calidad de nuestros frutos secos en una de las ferias más importantes y exigentes de Europa.
Para nuestra sorpresa, la aceptación de nuestros frutos secos fue espectacular y conseguimos un premio a la innovación, dándonos el último empujón para crear Fina La Rosala como empresa.
El nombre comercial surgió del origen de nuestra finca familiar y le añadimos el 2013 en honor al año que mi padre aprendió a tostar con Angelito.
Hoy en día, los cuatro miembros de la familia trabajamos en Finca La Rosala, desarrollamos sabores nuevos cada año y somos una empresa líder en el sector de los frutos secos gourmet, estando presente en más de 15 países.”
